martes, 12 de junio de 2012

Comparsa "La Banda del Capitan Veneno" (2008) - Popurrit


Mi tierra tiene un veneno 
que sale por carnaval, 
y si te muerde mi tierra 
se te envenena la sangre. 
No importa cuál sea tu barrio, 
tu escuela y tu catedral, 
tu condición, tu bandera, 
tu religión o tu padre. 
Misteriosa, lentamente y en silencio 
hace como la marea, va encharcándote,
llenándote lo más escondidito que te queda. 
Te atraviesa hasta los clavos de los huesos 
sin permiso y con maldad, 
se emborracha en las tabernas de tu alma 
y paga con tu libertad. 
Y de pronto, tu vientre es un bombo, 
tu boca, un platillo y tu pecho un estadio. 
Tu garganta, un quejío, tu sangre, 
agua salá, tu espalda es un Nazareno. 
Tu corazón, un capitán. Y tu capitán... Veneno. 
Y cuando tienes el veneno tan dentro de ti, 
sólo te queda volver a nacer o morir. 
El mar, la mar, el mar de Cádiz 
es la pasión pura y primera 
que a un gaditano cualquiera 
desde niño tantas veces 
lo fascina, lo estremece, 
lo enloquece y lo envenena. 
Descalzo frente al horizonte, 
correteando ante el Atlántico. 
Investigando en las arenas,
tirándose desde los puentes. 
De la Victoria a la Caleta, 
alzando el puño en cada roca 
bailando con cada sirena, 
de la Caleta a la Victoria. 
Y haciendo lanzas con las cañas 
y atragantándose se sol y sal, 
bendita el agua y su importancia 
que es el veneno de la mar. 
Que es el veneno ... 
Recuerdo que me contaron la historia de Jesucristo; 
un rendentor, por lo visto, 
que por eso lo mataron. 
Y con su muerte fundaron 
una religión que espanta, 
pero que al pueblo acercaron 
en cada Semana Santa. 
Y quién sería ese hombre 
que en la Plaza de Palillero, 
vestido de Nazareno 
sobre un Calvario de flores, 
la gente por los balcones, 
le derramaban saetas 
como si fuera una fiesta 
en honor de los dioses. 
Y en religioso respeto 
supe que por aplausos, 
ese que iba en el paso 
era el alcalde perpetuo. 
Coño, con el Nazareno, 
que me clavó en la retina 
su gran corona de espinas 
como un divino veneno. 
Nunca pierdo la esperanza 
porque el Estadio Carranza 
desde niño me enseñó. 
Que en ésta, mi segunda casa, 
la alegría siempre pasa 
por la guasa y el por el gol. 
Y oliendo a fresca y verde hierba 
aparecía por la izquierda 
un mago de San Salvador. 
Qué importa quién sea presidente 
y que se salve en promoción, 
si más leal que su afición 
no habrá jamás tanta gente... 
Me han dicho que el amarillo esta maldito... 
Y tu boca un platillo y tu pecho un estadio... 
Y no hemos venido a emborracharnos 
y el resultado no nos da igual. 
Pero el veneno más ladrón, 
que un día hasta mi corazón 
se me clavó como una lanza, 
me lo encontré en un callejón, 
haciendo chibiri-pon-pon 
con un platillo, y un pellejo y una masa. 
Mi novia que nunca se casa 
ni conmigo ni con Dios, 
cuando la carita me vió 
me dijo, ¿qué es lo que te pasa?, 
y para mí lo levantó sola del suelo 
y me lo reguindó a las alturas del cuello 
diciéndome, este es mi amor, capitán... 
Veneno, veneno... Carnaval, 
llévalo contigo y anda 
que en la plaza hay una banda 
que se llama libertad. 
Tengo que defender a mi tierra, 
de lo que viene de dentro 
y de lo que viene de fuera, 
la tengo que defender... 
Y aunque en la vida me vaya, mi tierra, 
la vida prefiero perder. 
Por defenderla... 
De las manos blancas, de las manos negras... 
De los canallas, de los profetas. 
De los alcaldes de playa 
que están enfermos de piedra... 
ya no valen las murallas, 
las murallas tienen grietas 
y penetran hasta el Falla... 
Versos de falsos poetas. 
Por defenderla... 
Bendito sea este veneno 
que me desató las manos, 
haciéndome el hombre más libre 
que se vende en gaditano, a su manera. 
Bendito sea aunque la sangre 
me rebose en cada herida, 
y en cada golpe de platillo 
deje un golpe de mi vida carnavalera... 
Nunca te diré, oh tierra mía volveré 
porque el veneno me encadena 
y de tu vera no me voy. 
Y como yo soy el capitán, 
y este veneno es mi pasión, 
el día que mi corazón llegue a su sílaba final, 
la multiplicaré por un millón... ¡de Carnaval!. 
Dicen que pueblo que canta, 
pueblo que espanta sus males. 
Por eso a Cádiz le sale 
los males por la garganta. 
Y hace una banda, que es esta banda ... 
¡de carnavales!

No hay comentarios:

Publicar un comentario